La forma más rápida que un patógeno puede propagar una enfermedad en una granja y afectar a la mayoría de su rebaño es a través del agua potable. Agua potable contaminada puede repercutir dramáticamente en el sistema inmune de los cerdos y causará malestar y enfermedad debido a la exposición permanente a esta elevada tasa de infección. La Salmonella, la bacteria E coli, Streptococcus, ooquistes (coccidiosis) etc. son transportados con facilidad a cada corral y cada bebedero, donde finalmente son consumidos por un animal sediento.
Implementar un plan de higiene sólido en una granja porcina a través de la gestión, la limpieza y la desinfección podría no servir para nada si se pasa por alto o ni siquiera se incluye el agua potable en el plan de higiene. Los mayores problemas se producen cuando la canalización de la línea de agua potable contiene una película biológica. Dentro de dicha película biológica los patógenos nocivos quedan protegidos y pueden multiplicarse. Cuántos más depósitos minerales como el hierro, el manganeso, el calcio, etc. presentes, por ejemplo debido a agua dura, más fácil resulta que la materia orgánica, incluidas las bacterias, quede adherida a la pared interior de la línea de agua potable.