La base para el cultivo de unas setas sanas es un compost bien pasteurizado y tierra de cobertura pura. Mediante unos buenos filtros de esporas, salas de cultivo bien selladas y una correcta monitorización, los cultivadores deberían ser capaces de limitar el uso de agentes químicos de control a un mínimo. No solamente se trata de un ejercicio eficaz de reducción de costes, sino que también beneficia la reputación del sector en su conjunto.
Una higiene escrupulosa dentro y alrededor de la granja es de suma importancia. Los cultivadores no deberían esperar hasta tener que utilizar agentes fitosanitarios para luchar contra las plagas y las enfermedades. Una higiene correcta puede resultar suficiente para garantizar la prevención correcta sin obligar a curar mediante diferentes pesticidas.
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